DESCIFRA misterios del paisaje.

March 1, 2009

Por Sergio R. Blanco
Domingo 01 de marzo de 2009
Suplemento cultural Reforma, El Ángel

Admirar los glaciares de la Patagonia y presenciar la apoteosis de añicos de hielo milenario que se derrumban causando un estruendo hueco, supuso para Magali Lara mucho más que una bella postal turística.
Como una celebración por su cumpleaños 50, la artista (Ciudad de México, 1956) fue invitada a Argentina hace tres años por su pareja, Néstor García Canclini para contemplar estos titanes, que él le había distrito ton humor como algo \"muchísimo más viejo\" que ella, más anciano que la humanidad
En 2006, la artista pasaba por un periodo de pérdidas: la muerte de su padre, el fallecimiento de un hermano, el acecho degenerativo del mal de Alzheimer de su madre —que finalmente falleció hace unos meses— y una ruptura familiar. Mucho tiempo antes, en 1988, Lara había descubierto las posibilidades metafóricas del paisaje mientras miraba por la ventana de un tren de Polonia hacia Rusia. Entonces, ella tenía poco más de 30 años, su primer marido acababa de morir y el aspecto de los arboles podados le recordó su desasosiego interior. Supo que la naturaleza siempre suscita a una lectura desde el interior
\"Me interesa tomar los puntos geográficos, pero no como una exageración o exacerbación, sino porque, desde mi primera experiencia con el paisaje, siento que sí tiene que ver dónde estés emocionalmente para poder leer el afuera, y es una especie de espejo hacia adentro\", cuenta la creadora.
Hoy, después de tres años de trabajo Lara presenta la exposición Glaciares en la Sala de Arte Público Siqueiros (Tres Picos 29, Polanco), hasta el 12 de abril.

ESCALOFRÍO BIOGRÁFICO

Lara revela que ante los glaciares sintió un escalofrío similar al de aquel tren: detectó de nuevo un paralelismo biográfico con su derrumbe familiar.
\'\'Contemplar la vida y el proceso de la muerte es la parte que a los hijos nos toca a veces presenciar de los padres. Es un momento duro, de cambio y al mismo tiempo de liberación\", narra.
Pero en la Patagonia, Magali Lara se sintió parte de la naturaleza.
\"En los glaciares, a veces escuchas el ruido del derrumbe, pero no ves nada. Para mi fue como llegar a un lugar que resonaba, y sentí que yo resonaba en este sitio\".

AZUL CASI FICTICIO

En este lugar, entre la belleza y la sensación de algo que ya está muriendo, sacó su cuaderno y se puso a dibujar a lápiz frente a los glaciares argentinos de Perito Moreno y Ushuaia. Varias pequeñas piezas sobre papel de 15 por 21 centímetros fueron realizadas en ese 2006.
De regreso a México, continuó en el proyecto ya con una beca del Fonca. Otros gouaches azules efectuados en 2007 cambiaron la técnica, pero conservaron la misma concepción del dibujo expresivo. En ellos, el color busca evocar el azul cobalto del hielo cuando se desprende, un tono que ella había visto en fotografías de los glaciares, pero que leía como una distorsión óptica de la imagen. No obstante, al estar allí, descubrió sorprendida que los fragmentos son realmente de un azul que parece irreal.
En estos lápices y gouaches, que se pueden observar dentro de la sección titulada El retrato de la glaciares, las líneas son ondulantes pero firmes, remolinos que se entrecruzan sobre el fondo blanco del soporte, dando fe de aquello que Lara repite insistentemente: \"El karma de mi vida es la paciencia, porque no la tengo\".
Todavía tiene muy presente a aquellos profesores de grabado que criticaban lo que ellos consideraban un excesivo apresuramiento a la hora de trazar, sin comprender quizá que a la joven Magali Lara no le interesaba la minuciosidad de la línea, sino lo inmediatez y el movimiento del gesto. Ahora sigue buscando el trazo raudo al dibujar, pero anhela una contemplación calmada, hipnótica, en el receptor.
El dibujo es concebido, por tanto, como una grafía. Posiblemente por ello, al observar sus obras más recientes es inevitable reconocer un cierto influjo del expresionista abstracto Cy Twombly (Estados Unidos, 1928), a quien Lara reconoce admirar.
\"La influencia de Twombly es muchísima. Es alguien que me gus¬ta mucho\".
Junto a los dibujos, también se despliegan frases textuales que dialogan con las piezas sobre papel y hacen emerger su yo poético: \"ecos de derrumbes distantes\", \"la viudez me enseñó el paisaje\", \'1as astillas pueden matar\", cita Lara de memoria.

ANIMACIÓN Y SUDOR

En el cubo de la Sala de Arte Público Siqueiros se proyecta, además, la animación Glaciares, de casi ocho minutos, donde convergen todos los dibujos y palabras que se encuentran en la sala contigua. Realizada en colaboración con Luis Ordiñez entre 2008 y 2009, no es la primera vez que la artista trabaja con nuevas tecnologías, pero sí es la primera vez que introduce una pieza musical de su herma¬na menor, la compositora Ana Lata.
Visualmente, la animación no busca una estética hiperelaborada y virtual, similar a la del videojuego, sino lo contrario, una calidez que invite a contemplar; y donde la dificultad técnica juegue a su favor.
\"En la animación yo soy extranjera y lo que quiero es darle esta especie de sudor, de pulso, de cuerpo. Esto quiere decir que conserva una cierta manualidad y eso me importa muchísimo\", explica.
Llama la atención el contraste entre el sosiego de las imágenes y el vigor de tremenda tristeza presente en la música, titulada Y los oros la luz, cuyas notas confieren una estructura mucho más emotiva a la pieza.
“Yo tuve que ir hasta la Argentina a ver los glaciares, para poder tener esta emoción donde poder juntar un duelo y darle un sentido, o si no al menos descubrir una especie de sensación de tristeza que es nutritiva”, confiesa la artista.

Tel. (52 777) 317 3956. Cuernavaca, Mor. México.
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