UN Doble Ouroboros.

 

En la novela de Michel Tournier Los meteoros los protagonistas, unos gemelos idénticos, intentan romper-reconstruir la unidad inicial que conformaron en el vientre materno, un doble ouroboros que comienza donde el otro termina.
Los hermanos, o al menos uno de ellos, buscaba separase pero siempre se encontraba con el otro, con él mismo en otro cuerpo. Esa imagen explica muy bien mi relación entre el arte y la literatura. Cada frase contiene una imagen, como una imagen, una frase.
Sin embargo, son dos mundos distintos. La literatura me ha dado una voz que me permite explorar el territorio de la identidad, de la pertenencia; la imagen, convocar lo presentido.
Los libros me descubrieron el poder de lo dicho, la vida secreta de cada personaje en la voz del narrador. Y descubrí el lenguaje, la estructura del lenguaje.
La lectura es un elemento esencial en mi trabajo. Poesía, novela y ensayo. Ahora, hasta ciencias sociales. Me importa entender por qué se dice de una manera y no de otra. Cuando comencé, a mediados de los setenta, trabajé en un terreno intermedio entre escritura y dibujo. Quería hacer poesía visual pero no soy poeta, soy lectora, me gustan las voces de los otros.
Mi trabajo tiene algo de tejido, ya que, como les dije anteriormente, la lectura me acompaña y me sugiere estructuras como con la serie Alzheimer en la que sigo trabajando. Mi mamá tiene varios años ya muy enferma. En este padecimiento, lo más difícil de atravesar tanto para el enfermo como para los familiares es la pérdida del juicio. No distinguir lo útil de lo inútil, o las necesidades de tu propio cuerpo. Tampoco es un estado continuo. A veces es agresivo; otras, como un olvido sin importancia.
A mi mamá siempre le gustó contar historias, siempre tuvo una mirada certera para distinguir los motivos ocultos de las actitudes personales. Cuando leo a Alice Munro me parece que escucho una voz ya conocida, con la que crecí.
Después de visitarla solía aprovechar la tarde en la ciudad de México y ponerme a trabajar en un tallercito de artes gráficas que me quedaba en el camino de regreso a Cuernavaca. Así hasta que tuvimos que tomar fotos en 2004 para una exposición en Buenos Aires para el Recoleta titulada Los ojos no. Todos los grabados eran espirales casi infantiles o torpes y laberínticas. Eran como la pregunta que me hago cada vez que la veo ¿qué pasa cuando se pierden las palabras? Robert Walser aborda el mundo de una forma calificada como modesta. No sé por qué esta manera de pensar la escritura y el paseo juntos, actos cotidianos y humildes en apariencia, y leer lo que escribió me da tanto placer, como si yo también tuviera permiso de pasear en las voces de los otros, o en mis otras voces.
En los trastornos del habla de mi madre, nos explicaba el doctor, hay dos maneras de perder el sentido: repitiendo la misma palabra como si se estuviera construyendo la oración o diciendo una oración pero con palabras que no tienen sentido. Luego puede agravarse: ya no hay palabras, pero los gestos, la entonación, la mirada, continúan.
Desde chica he tenido problemas con las palabras. Creo que es el origen de mi entusiasmo por los borrones, las tachaduras, la dislexia como lugares poéticos. Tuve suerte que se pusieron de moda y que mi lenguaje pudo entrar en un lugar de \"entendimiento\". Leyendo sobre la enfermedad de Tourette me sentí identificada, pues menciona la existencia de una voz que no se borra, que sale sin conexión con lo que significa, como una incapacidad de distinguir de lo oído lo significativo.
\"Cualquier enfermedad introduce una duplicidad en la vida: un \"ello\" con sus propias necesidades, exigencias y limitaciones.\"2 Espirales, frases que no se borran y que es en la repetición que vuelven a encontrar sentido más que todo como un síntoma. Me gustan las novelas escritas por poetas porque no sucede algo en la historia sino en el lenguaje. Tengo una serie de dibujos que se repiten en el tiempo. No son idénticos pero tratan de lo mismo, como las novelas de Margarite Duras, que son una sola repetida en voces distintas. Esos dibujos creo que tratan sobre el cuerpo y su arraigo y ese cuerpo está presente más como emoción o sensación que como una descripción. También mi madre aparece con frecuencia. A veces como ella pero otras como el \"continente materno\", como describe Julia Kristeva.
Cada técnica te exige moverte, aprender de nuevo, reconsiderar. Cada proyecto es otra versión de una misma historia, la única que puedes contar.


1> Magali Lara nació en la ciudad de México en 1956. Comenzó la carrera de artes plásticas en la UNAM, en el edificio de San Carlos en 1977. En ese momento comenzaba una ruptura importante contra la pintura y algunos maestros formaron o fomentaron el trabajo en grupo y la experimentación. Perteneció al Grupo Margo que tenía un enorme Interés por la relación texto-imagen y comenzó a organizar exposiciones Independientes tanto colectivas como personales. Se formó como feminista. Colaboró en varios proyectos de teatro haciendo escenografía con Jesusa Rodríguez, Carmen Boullosa y Liliana Felipe. Desde 1994 es parte del Sistema Nacional de Creadores y actualmente está trabajando en una animación sobre los glaciares argentinos. Da clases de pintura en la Universidad Autónoma de Morelos.
2> OLIVER SACKS, Un antropólogo en Marte, Santafé de Bogotá, Colombia,

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