Si los objetos reproducen una circunstancia emocional, los baños y la cama son mis favoritos. El baño muestra la relación que tenemos con nuestro cuerpo. Me encanta que sean blancos, como si el ritual de limpieza cumpliera con mayor precisión: hay confesión, perdón y purificación. Es un espacio existencial. Como en la secuencia de Psicosis de Hitchcock, donde la sangre junto con el agua se van por la coladera, se van a la nada. La cama también me obsesiona. Es la madre o donde suceden otras vidas como la del sueño, la enfermedad y la muerte. Es un lugar de dolor y de placer, pero quizá lo que realmente me interesa es que ahí hay un encuentro con lo otro, imaginario o real, aunque sea eventualmente. ¿Qué dicen las sábanas de nuestra vida? ¿Qué dibujos hacemos en nuestro recorrido nocturno? ¿Significa algo? ¿Son síntomas o destino? ¿Son como las líneas de las manos o las arrugas que cuentan nuestro pasado y futuro?
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